¿Quién es más real?


 A propósito de la campaña Mujeres Reales de Dove

Hace diez años no me importaba salir a la calle sin rastro de maquillaje en mi cara. Ahora eso es algo impensable. Todo empezó con la máscara de pestañas. Poco a poco me fui enganchando y ahora incluso pruebo combinar sombras de ojos. Lo sé, soy una atrevida. Pero eso no es todo. No sé si lo habéis probado a hacer alguna vez, me da un poco de vergüenza reconocerlo, pero a veces retoco mis fotos con Instagram para darles un toque más romántico...

¿Soy ahora menos real que hace diez años? No, lo que soy es más vieja, y eso, me guste o no, sí es una realidad. Usar crema antiarrugas y maquillarme ha pasado a formar parte de mi rutina diaria. Me gusta, hace que me vea un poquito mejor. Cuando me decido por una marca determinada de crema o maquillaje no pretendo alcanzar cien por cien los milagros que sus respectivas campañas de marketing me prometen, y mucho menos aspiro a parecerme a la modelo que los anuncia. 

Y os cuento todo esto porque no sé qué pensar de la campaña que desde hace años está llevando a cabo la marca Dove en busca de la belleza única, auténtica y real. Os recomiendo que veáis este vídeo, se trata de la campaña Dove evolution (2006). Y ahora seguimos.


¿Qué os ha parecido? Personalmente la idea me gusta, pero no tengo claro su objetivo. Que la belleza que vemos en la publicidad está trucada y que la belleza natural no es tan perfecta es algo que yo pensaba que sabíamos todos. Por lo que para mí su objetivo no es más que captar posibles consumidores de sus productos que se han creído que los de Dove les ha descubierto algo nuevo.

En la página web de la marca el mensaje es claro: Imagina un mundo donde la belleza es una fuente de confianza (…). Esta frase me confunde un poco. Por lo que, como en las campañas superficiales, la idea belleza y confianza también está relacionada. La diferencia es que los de Dove nos presentan modelos no delgadas, poco maquilladas y sobre todo, no retocadas con photoshop. Y aquí es donde la marca ha visto que está su target: mujeres como tú y como yo que nada nos parecemos a los ángeles de Victoria’s Secret.

Lo que está claro es que vivimos en una sociedad en la que la imagen es importante. El prototipo de belleza actual es el que dictan las revistas de moda, las campañas de publicidad y la televisión. Utilizan la imagen que les vale, la que les hace ganar dinero con la venta de los productos que usan sus modelos delgadas, altas, guapas, sin granos, sin celulitis, con sonrisas perfectas y melenas de peluquería. Y aquí es donde quería llegar. ¿Quién se cree que por comprarse un bikini de Victoria’s Secret de repente se va a convertir en un angelito? Pero de la misma manera, ¿Quién se cree que por utilizar productos Dove va a ser una mujer más real?

Imagen propiedad de victoriassecret.com