No lo voy a tolerar

Ya volvemos a lo de siempre. Alguien lanza su opinión sobre temas delicados y el debate lo centramos no en lo que ha dicho sino en si tiene derecho o no a decirlo. 

Esta vez, la polémica ha surgido -no es para menos- a raiz de los comentarios sobre la homosexualidad, sobre la violencia de género o sobre lo bueno de violar a una mujer que ha hecho una profesora en la clase de Periodismo de una universidad católica en Valencia. Y como suele pasar en los debates de este calibre, me refiero a los que la religión está de por medio, la libertad de expresión echará por tierra cualquier razonamiento expuesto por los que rechazamos este tipo de opiniones.

Dicho esto, no quiero centrar el post de hoy en si bajo la libertad de expresión -o de cátedra- todo vale, porque lo que realmente me preocupa es que ese todo que ha dicho la profesora -y difundido por gran parte de los medios de comunicación de nuestro país- pueda convencer a alguna mujer maltratada por su pareja de que lo que tiene que hacer es callar, aguantar y aparentar que ama a su marido porque eso sea lo que religiosamente hay que hacer. Me preocupa que ese todo pueda convencer a una mujer violada a parir a ese hijo no deseado. Y no dudo en absoluto en la capacidad y la madurez de esas mujeres pero me puedo imaginar lo frágiles que se deben sentir en tales circunstancias.


Cada uno dirá lo que quiera, pero no seré yo la que tolere las opiniones homófobas, racistas, sexistas o que hagan apología a cualquier tipo de violencia. Precisamente porque estoy a favor de la libertad de expresión criticaré todas las que considere que atentan contra los derechos fundamentales de las personas. 


Respuesta que la Universidad CEU ha hecho a través de su página de Facebook, en la que los comentarios y ataques contra la profesora que ha causado la polémica no cesan

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